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La historia nos regala fechas para que llenemos nuestros calendarios de señales y nuestra mente de recuerdos sobre lo que hacíamos un día determinado. Eventos que han llenado páginas de libros de historia o de periódicos, horas de emisión de radio y televisión.

Dónde estabas el 11 de septiembre de 2001? Y el 11 de marzo de 2004? Qué hacías el 25 de julio de 1992? O el 23 de febrero de 1981?

Fechas que nos ubican en un lugar y en una época, que nos retrotraen a un momento de pánico absoluto o de emoción desbordada.

Leer un libro de Stephen King te va a llevar a Maine, dalo por hecho, pero a qué momento? Dónde estabas el 31 de octubre de 1958?

El 22 de noviembre de 1963 asesinaron a JFK y lo convirtieron en un icono, en un mito del siglo XX. El que cargó con el muerto, nunca mejor dicho, fue Lee Harvey Oswald que fue asesinado poco después por un mafioso llamado Ruby. En la historia reciente de EEUU pocos hechos son tan recordados como el magnicidio de Dallas. Qué habría pasado si el presidente con la sonrisa perfecta hubiera continuado en el poder? Son ciertas las teorías de la conspiración que dicen que Oswald no fue el asesino? Basándose en eso y en un agujero en el tiempo King nos lleva de paseo por los Estados Unidos de los 60, nos sube a un Sunliner rojo y nos pasea por ciudades oscuras (Derry, Dallas), nos muestra la pobreza, la miseria, la hospitalidad, la felicidad y el amor como sólo él puede hacerlo, rodeándolo de un halo de muerte que puede sobrevenir en cualquier momento.

No es que haya leído demasiado últimamente pero este libro me ha encantado, el juego del viaje en el tiempo, de los efectos, de las paradojas está muy bien planteado y deja poco hueco a los errores que se pueden encontrar cuando hay algún agujero espacio temporal. Y la ambientación es perfecta, desde el inevitable Maine pasando por Florida y llegando a Texas. Tiene su momento de road movie con todos esos viajes en el descapotable, pasa por la ficción absoluta y se recrea en los momentos históricos.

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